Canarias 2011: los sonidos del silencio

Hace pocos días, escuchaba en una emisora de radio que algunos colegios de Tenerife se están encontrando con niños que llegan al colegio por las mañanas con “fatiguitas” porque no han comido nada desde el almuerzo del día anterior y se sentían mareados. Los colegios hacen lo que pueden pero se encuentran sin presupuesto para hacer frente a niños que siguen acudiendo a clase sí… pero con hambre. Más allá de cifras oficiales, de analizar si el paro ha bajado o no un poco, más allá de slogans, campañas y guerras electorales está la terca realidad de familias que pierden sus casas, de familias a las que se corta el agua y la luz, de familias que sólo pueden poner comida en la mesa una vez al día… incluso a sus niños.

Y es que una cifra de paro que supera el 28% da para eso y para mucho más porque las familias han agotado sus recursos, sus ahorros y ya no tienen en quién apoyarse porque a su alrededor todos están igual: con el agua al cuello. Cambien la palabra familia por la de empresa y el resultado es exactamente el mismo: decenas de empresas cayendo cada día, arrastrándose unas a otras en la caída, una pérdida brutal de tejido productivo… y un año de elecciones. Ya saben: cuatro meses de campaña, un mes más de negociaciones, pactos y repartos, 100 días para cogerle el pulso al departamento… y la sociedad sumida en  la apatía de quién ya no puede más, una apatía que puede que se refleje en el índice de abstención de las próximas elecciones.

La Junta Directiva de la Concap sabe que está pintando un año oscuro… pero la sinceridad nos obliga a hablar con la verdad por delante como siempre hemos hecho y en cierto sentido lo hemos pagado caro porque en muchos ámbitos no sienta bien escuchar la verdad. En Canarias hay 254.620 personas sin trabajo y el número de familias con todos sus miembros sin empleo crece cada día. Esta es la realidad de hoy, pero no ha sido una catástrofe que llegara por sorpresa. Al contrario, se veía venir. Quizás no tan profunda, pero sí muy importante y la Concap (ahí están las hemerotecas para demostrarlo) se lo advirtió a todas las fuerzas políticas durante las campañas electorales de 2006 y 2007. Nos llamaron incluso agoreros y poco menos que talibanes porque hubo patronales que hablaron por primera vez de que “algo pasaba” en el último trimestre de 2008. La Concap no era agorera, sino una organización empresarial cuyos asociados están en el mundo empresarial internacional y lo que nos venía encima era vox populi en los mercados internacionales. Con la crisis ya encima, a finales de 2008, una reunión con el presidente del Gobierno de Canarias que, en principio, iba a durar poco más de media hora se convirtió en una reunión de trabajo de cerca de tres horas. Siempre agradeceremos al presidente que escuchara y se arremangara la camisa con los empresarios y reconocemos que se puso manos a la obra inmediatamente en los dos puntos principales que se le plantearon: la necesidad de que el Ejecutivo regional exigiera a la banca más y mayores vías para la refinanciación de las empresas  y acabar con la maraña legislativa que estrangulaba proyectos empresariales cada día. Reconocemos que el presidente seguramente hizo cuanto pudo. De hecho, nos consta que fue así, en las negociaciones con el sector bancario, pero la maraña legislativa y burocrática ha seguido frenando los nuevos proyectos empresariales año tras año sin que se hayan tomado las medidas necesarias. De hecho, en una reciente reunión de la Junta Directiva de la Concap con Jose Manuel Soria, el líder regional del PP y ex presidente del Gobierno  expresó exactamente esa idea: es necesario simplificar las leyes que nos rigen y lo hará si puede gobernar o apoyará a quien lo lleve a cabo porque, según sus palabras textuales, Canarias no puede seguir perdiendo iniciativas empresariales por un exceso de burocracia enmarañada.

No nos queda más remedio que mirar hacia nuestra clase política y recordarle que es absolutamente imprescindible apoyar a las empresas canarias, que se acabó la fiesta y hay que tener meridianamente claro que hay que crear empleo y ese empleo lo crean las pequeñas y medianas empresas y los emprendedores. En España hacen falta 500.000 empresas para acabar con el paro y en las Islas hay que apoyar a las que quedan, ayudar a reflotar a las que han caído y abrir las puertas a los emprendedores porque son todos ellos y no las grandes empresas los que pueden crear empleo.

Es absolutamente imprescindible que los legisladores se pongan desde ya a hacer su trabajo desde cero. Todos los empresarios llevamos años gritando que no se puede funcionar con una maraña legislativa que ahoga un proyecto detrás de otro, que pone a Canarias a la cola en energías renovables cuando le corresponde estar en los primeros puestos porque tiene sobradamente lo que hay que tener: sol, agua, viento y gente que quiere trabajar. Acaben con todo lo que hay porque no sirve sencillamente para nada. Si muchos se están ahora cuestionando el estado de las autonomías qué no decir del estado de esta autonomía llena de pequeños reinos de Taifas en los que cada uno hace y deshace, frena o acelera lo que mejor conviene a los intereses del califa de turno.

Se tiene que acabar… porque esta sociedad no da más de sí, porque el turismo no da para todo, porque es necesario crear industria y la población tiene que saber que ha habido y hay gente con iniciativas que necesita que no le pinchen las ruedas, que a las personas que quieren subir hay que ayudarlas y empujarlas y no tirar de todo el que asome la cabeza.

Hay que crear reglas que sean iguales para todos y en todas partes sea cual sea la Isla o el municipio, que faciliten la creación de empresas, el lugar donde radicarlas y las normas que deben seguir. Tenerife no puede seguir siendo la única Isla de Canarias sin las suficientes áreas extractivas y con un freno constante a las empresas que pueden reciclar productos de construcción, demolición y desmonte.

Hagan reglas sencillas para que los funcionarios dejen de tener miedo a dar explicaciones a un empresario, para que los técnicos (abogados, ingenieros, arquitectos…) sepan dónde puede instalarse o no una empresa, para que los empresarios sepan dónde comprar o alquilar si quieren poner un negocio.

En resumen, lo que la Concap pide a los legisladores que salgan de las próximas elecciones es que sean claros, que trabajen hasta la extenuación (no pedimos nada que no estemos haciendo), cojan el toro por los cuernos sin esperar los cien días de cortesía que no están los tiempos para amabilidades y si quieren rebajarse el sueldo… estarán un poco más cerca del suelo que pisamos los mortales.

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