31.12.2013

JUAN LUIS LORENZO RODRIGUEZ, presidente de la CONCAP

“La maraña legislativa, la falta de inversión pública y la presión fiscal están asfixiando Canarias”


En 2012, por estas mismas fechas y con una tasa de paro del 33%, decíamos literalmente: “Ya no hay tiempo para pruebas, ensayos y anteproyectos de leyes y reglamentos que aún tardarán años en entrar en vigor. Hace mucho que llegó la hora de tomar decisiones, de convertir la Administración Pública en una máquina de productividad y en una fábrica de proyectos viables y rentables para esta tierra a muy corto plazo”.

¿Y? Y nada. Seguimos igual… o peor. La tasa de paro es del 35,1%, el paro juvenil llega al 64,6% y los mayores de 55 años en paro son el 26,8%. Todas las cifras son preocupantes pero la última, la de los mayores de 55 años es estremecedora porque se habla de ella como “los que ya nunca van a encontrar un empleo” pero son ellos los que estaban enviando a sus hijos a la Universidad y son esos hijos los que están abandonando sus estudios por falta de recursos económicos.

Hay quien ve brotes verdes. Deben ser los que generan quienes han decidido liarse la manta a la cabeza e iniciar una actividad empresarial: 15.200 nuevos autónomos tiene Canarias, más de 15.000 familias echando el resto, buscando una forma de ganarse la vida.

¿Y las Administraciones Públicas? Los medios de comunicación reflejan su imagen día a día: enfrascadas en peleas internas de unos partidos políticos con la peor valoración de la historia de la democracia, sin darse cuenta de que vamos camino de la debacle por su incapacidad para sentarse y empezar a resolver  problemas.

Las empresas que operamos en Canarias necesitamos urgentemente, para anteayer, seguridad jurídica y diligencia, rapidez y eficacia en las administraciones. Saber exactamente qué pasos tenemos que dar para sacar adelante nuestros proyectos y acabar con el embrollo que tiene paralizada esta tierra.

¿Un ejemplo? A finales de los años 80, gracias al parque eólico de Granadilla, Canarias aparecía como una región puntera a  nivel mundial en el estudio del aprovechamiento de las energías renovables. 33 años después estamos a la cola de España, sin ser capaces de sacar adelante ni un solo parque eólico más, con un sistema de concursos que, por un motivo u otro, mantiene enfangada la producción eólica desde 2004.

Canarias, el Golfo Pérsico de las Renovables (dicho por un Nobel de Economía), apenas produce con renovables un 5% de la energía que consume. Pagamos la producción de energía a 230 euros por cada MW/hora cuando podíamos pagarla a 89 euros. ¿Por qué? Por una política territorial y medioambiental  totalmente desfasada incapaz de dar respuesta a lo que necesita esta tierra: inversiones y además inversiones limpias.

No es imposible. Se puede conseguir. Si han de aprender de alguien, miren a Navarra: poco más de 600.000 habitantes. La generación de energía eólica es el 76,25% de sus necesidades energéticas, exporta el 30% de su producción en renovables. Esa comunidad autónoma es referente mundial en la investigación, fabricación y utilización de renovables, las principales empresas nacionales arrancaron allí porque el Gobierno foral viene incentivando constantemente a las empresas porque sabe que las necesita, porque son ellas las que han creado 3.800 empleos y las que han impulsado la creación de dos centros nacionales: El Centro Nacional de Energías Renovables y el Centro Nacional de Formación en Energías Renovables. 

¿Y Canarias? Canarias viéndolas venir, para variar. Sin un solo parque montado pese a que las adjudicaciones fueron en 2009. Y no porque los promotores no quieran…

Lo que sí sale por la vía rápida de las Administraciones públicas canarias es la decisión de ejercer una mayor presión fiscal. Ahí hemos de reconocer que son eficaces y que la Administración funciona como un reloj suizo. No faltan ideas para estrangular más y más a las empresas, para presionarlas hasta que no queda otra que echar la persiana, incluso utilizando interpretaciones de la Ley más que dudosas que obligan a las empresas (las que deciden hacerlo) a acudir a los tribunales, aunque mientras tanto la soga sigue apretando y el empresario dice aquello de “apaga y vámonos”.

Soy consciente de que no he pintado un panorama muy alentador y créanme que espero que el 2014  nos traiga mejores perspectivas, que todas esas pequeñas empresas que empiezan a ver la luz puedan seguir adelante, que las Administraciones arranquen de una vez e inviertan, más que nada para que la carreteras y vías no se caigan a pedazos, que deseo que en todos los hogares canarios brille la esperanza porque esta tierra tiene recursos más que suficientes para que nuestros mejores muchachos y muchachas no se tengan que marchar si no desean hacerlo.

Créanme que les deseo un muy feliz 2014 lleno de trabajo, salud y afecto.

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