“Canarias: un pueblo del que sentirse orgulloso”

Llevamos una larga y desértica travesía, es cierto, pero no la hemos hecho solos. Este país, esta tierra, tiene motivos más que suficientes para sentirse orgullosa de sus gentes, vistas tanto en su conjunto como casa por casa. Tiene motivos porque sin la existencia y magnífico funcionamiento de esas familias, de ese apoyo de padres y entre hermanos, muchos no habrían podido aguantar el tirón de tanta dificultad, de tanta crisis. Tiene motivos porque juntos, grano a grano, podemos hacer las más bellas alfombras o chapas para una romería y juntos, uno a uno,  salvar miles de vidas porque detrás de cada ambulancia que sale corriendo con la esperanza de un trasplante hay una familia que dice “adelante” en medio de su tristeza.

Este país, esta tierra, merece la pena porque tenemos la juventud mejor preparada de la historia pero vienen de unas universidades con mucha teoría y poca práctica. No tienen experiencia. Por lo tanto, sustituir en las empresas juventud por experiencia no es una buena receta. Si este país, si los gobernantes de este país no aciertan con la fórmula para que las empresas puedan conjugar la experiencia de la madurez con el empuje de la juventud no vamos bien, pero no es un problema social, porque esta sociedad ya ha demostrado que llega allí donde no han llegado las instituciones.

Lo menos difícil habría sido marcharse. Muchas empresas lo han hecho y hay que reconocerlas el valor y el empuje de abrir otros mercados, pero otras optaron por quedarse, por adaptarse, por reinventarse, por hacer malabarismos por mantener abierta la persiana y esas empresas no han tenido ni tienen el apoyo de las instituciones. Llevan años clamando en el desierto de despacho en despacho.

A los largo de todos estos años, las empresas vienen pidiendo cosas muy simples: que los autónomos coticen en las mismas condiciones que en otros países de UE donde, por ejemplo, se pagan alrededor de 80 € mensuales y siempre que las empresas alcancen unos límites de facturación.

Los autónomos son 4.200 más que en 2013. Las empresas más grandes suelen nacer con esa pequeña semilla del autónomo. Son ideas que hay que ayudar a nacer, a germinar. No se les puede estar poniendo trabas y espadas de Damocles a cada paso. No se puede abrir un comercio con una sangría constante en impuestos y permisos.

Las empresas exigen que se acabe con la maraña legislativa que tortura esta tierra hasta límites inconcebibles y en la que han participado todas las fuerzas políticas que de una u otra fuerza han ocupado puestos de responsabilidad. Por poner un ejemplo: en 2008, durante unas jornadas organizadas por la Concap, un político con amplios conocimientos en urbanismo y un técnico que había colaborado en la redacción de uno de los grandes planes generales de la Isla coincidían al asegurar lo siguiente:

“Si un empresario tiene un terreno y le pide a un abogado, un arquitecto y un ingeniero que le digan qué puede montar en ese terreno, no se lo podrán decir. Pero si un empresario tiene un idea y se dirige a un abogado, un arquitecto y un ingeniero y les pregunta dónde la puede montar tampoco le podrán ayudar”.

¿Por qué? Muy sencillo. Porque es casi imposible que pase todos los filtros de ayuntamientos, cabildos y Gobierno regional y el paso de todos esos filtros se demorará tanto que la idea ya no será viable. ¿Increible? Sí… y patétito, sobre todo porque esa afirmación de  2008 sigue siendo válida en 2015.

Que se lo pregunten a los promotores de los parques eólicos. Desde el 2004 llevan peleando por producir un megawatio. Un concurso al que se tuvo que echar el cerrojo y un segundo concurso que lleva adjudicado desde el 2009: estamos en 2015 y no se ha podido poner en pie ni un molino.

El Estado paga en Canarias la energía más cara de Europa. Se pagan 230 euros por cada MW/hora cuando se podían pagar 89 euros desde hace 5 años. La explicación a semejante desaguisado hay que buscarla en una política territorial y de protección ambiental  totalmente desfasada, enmarañada y casi ridícula. ¿Cómo puede ser que un territorio como Navarra haya creado casi 4.000 empleos en renovables, se abastezca en más de un 75% con ellas y exporte un 30% de su energía limpia? ¿Cómo puede ser que esté allí el Centro Nacional de Energías Renovables con su centro de formación? ¿Cómo puede ser si Canarias es, en palabras de un premio nobel, “la Arabia Saudí de las renovables”?

Es indignante y esa misma indignación, subiendo como una marea año tras año a medida que las familias tienen que dar más y más de sí mismas, llevan a todos a decir que ya no podemos más: que la maraña legislativa tiene que acabar, que la política tiene que ser diáfana, transparente y exactamente igual para todos, que las legislaciones retorcidas tienden a ser torticeras y se prestan a las corruptelas que sólo convienen a cuatro y dejan a los pies de los caballos a quienes quieren trabajan honradamente dentro de la política o con ella.
Copia y pega. Cuando algo funciona: copia y pega, ya lo dijo Bill Gates. Hay territorios en este país de los que no se habla en tono de corrupción, hay territorios que aún mantienen tasas de paro asumibles, hay territorios que apenas pisan las empresas nacionales porque se defiende a las locales con la ley en la mano: cumpliendo a rajatabla la Ley de Contratos del Estado. Curiosamente en esos territorios tienen algo que se llama Certificación de Transparencia en la Gestión en las instituciones públicas.

Copia y pega.

Tenemos la mejor gente. Tenemos sobrados motivos para enorgullecernos de nosotros mismos, de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestras empresas, de nuestros jóvenes, de nuestra experiencia. Feliz 2015 a todos.


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