CONCAP, 10 años defendiendo a las empresas canarias

En los últimos dos años, las Islas han perdido el 11,5% de su tejido productivo y, como consecuencia, nos enfrentamos a una tasa de paro del 22,5% y a 250.000 personas sin puesto de trabajo. Estos datos se refieren a Canarias en su totalidad, pero se acrecientan y empeoran si atendemos únicamente a la situación de Tenerife donde en 2008 cerraron 1.867 empresas y en 2009 otras 2.000 se vieron obligadas a echar la persiana.

En los diez años que en 2010 cumple la CONCAP, no es la primera vez que recordamos las dificultades de las empresas tinerfeñas y ahí están las hemerotecas como memoria de lo que unos dicen y otros decimos y de lo que unos sugerimos y otros no hacen, porque la CONCAP nació con el objetivo firme de defender a la empresa canaria, de ayudar a las instituciones a fomentar y crear un tejido empresarial fuerte y diversificado que, no nos cansamos de repetirlo, es una fuente de riqueza que es imprescindible priorizar desde todas las instituciones.

En 2007 avisamos a todas las fuerzas políticas de que se avecinaban tiempos muy duros y, ya desde años antes, veníamos indicando incansablemente a quienes nos gobiernan que la situación de las empresa constructoras en Tenerife era insostenible por la generalizada tendencia de no pocas administraciones públicas de esta provincia a otorgar las obras públicas a empresas nacionales, una situación diametralmente opuesta a la que viven las empresas grancanarias con administraciones  regionales, insulares y locales que, desde hace muchos años, vienen apostando por incentivar y fortalecer su tejido empresarial.

La consecuencia es la situación actual tanto para las empresas como para las propias administraciones públicas tinerfeñas. En el primer caso, las empresas no han podido afrontar la crisis con la misma fortaleza financiera que las de la Isla hermana porque llevan años soportando sin remedio actuar como  subcontratas de las empresas nacionales, sin poder dimensionar sus plantillas a medio y largo plazo, ni establecer la estabilidad y previsión económica que toda empresa necesita y corriendo, sin embargo, con el riesgo y ventura de cualquier contratista.

Lógicamente esa situación de auténtica locura institucional ha acabado volviéndose contra quienes la han auspiciado y si, en época bonanza económica, se permitió que los beneficios fiscales de las empresas "emigraran" a otras provincias, las mismas instituciones ven ahora menguar unos recursos financieros que, de haber confiado en sus empresas, serían mayores.

Ese precisamente fue el mensaje lanzado a todos los ayuntamientos de cara a la adjudicación de las obras del Fondo Estatal de Inversión Local (FEIL) y los resultados, sobre todo comparados con los de la provincia oriental, no dejan lugar a dudas. Salvo honrosas excepciones, como el Ayuntamiento de La Laguna, la mayor parte de las obras adjudicadas por los Ayuntamientos tinerfeños, especialmente los de mayor entidad, han ido a parar a empresas nacionales y, en este sentido, es especialmente relevante el caso del Ayuntamiento de Santa Cruz que ha otorgado a las empresas canarias el 48% de las obras, frente al 78% otorgado por Las Palmas, si bien se ha de reconocer un cierto cambio a mejor, si tenemos en cuenta que, durante muchos años, el porcentaje apenas superaba el 10%.

En su mensaje de Año Nuevo, el presidente del Gobierno canario apuntaba que "el futuro se debe construir con los pies en el suelo pero sin renunciar a tocar el cielo con un modelo económico equilibrado, razonable y realista" y que "los canarios quieren estabilidad, soluciones y cercanía" pidiendo a los interlocutores sociales que "coloquen la creación de empleo por encima de cualquier otro interés" y no podemos por menos que mostrar nuestro acuerdo con él, porque si precisamente algo se nos puede echar en cara a quienes conformamos la CONCAP es equilibrio, razones y realismo sin paños calientes precisamente porque en ese realismo, exento de veleidades políticas, están en juego nuestras empresas y su estabilidad económica y laboral. De ahí nacen nuestras razones y nuestra disposición a  trabajar con todas las administraciones  precisamente porque las empresas canarias son las más cercanas a la hora de buscar soluciones y porque no nos vamos cuando vienen dadas, seguimos aquí, plantando cara al temporal y buscando soluciones.

Ahora nos enfrentamos a un nuevo plan coyuntural, el Plan E, y a nuevas adjudicaciones y, siguiendo exactamente las líneas marcadas por el mensaje del presidente del Ejecutivo regional volvemos a exigir a los ayuntamientos canarios que apuesten por sus empresas, por las más cercanas, por aquellas que guardan las nóminas de  tantos canarios y volveremos a pedir a nuestros representantes políticos que exijan a las entidades financieras la imprescindible colaboración para sacar adelante los proyectos que esta tierra necesita, no sólo en el sector de la construcción, sino también en aquellos que, siendo hoy emergentes, como las energías renovables, forman parte del futuro de las Islas. Por eso, desde la CONCAP se ha hecho una apuesta firme y decidida por la energía eólica con empresas que, repartidas por todas las Islas, aglutinan a cerca de 700 empresarios, tal y como en su día se hizo con el empuje al reciclaje de residuos de construcción, demolición y desmonte desde la firme creencia de que rentabilidad y economía sostenible no es un binomio utópico, como tampoco era una utopía creer que los ciudadanos de Santa Cruz podían beber agua de gran calidad con sólo abrir el grifo.

Dicen que en 2010 se están empezando a ver brotes verdes que auguran el final de esta crisis, pero lo cierto es que en estas Islas las crisis llegan pronto y se van tarde, así que, a falta de lluvia que haga crecer esos brotes, no nos queda más remedio que recomendar a nuestros gobernantes que rieguen sin que se pierda ni una gota... pero que miren bien a quién le echan el agua.

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