10/02/13 Un virus que carcome la democracia


LA CORRUPCIÓN EN CANARIAS

Un virus que carcome la democracia

Con España convulsionada por el caso Bárcenas, los invitados analizan las causas del fenómeno de la corrupción y aportan recetas para tratar de limitarla no solo en la política, sino también en la sociedad.
E spaña vive desde hace semanas una creciente y aguda convulsión política con múltiples repercusiones que parece cuestionar los cimientos de la democracia o, por lo menos, del partido del Gobierno (PP), sin que la oposición socialista quede del todo indemne. La corrupción se ha filtrado casi en cada poro del debate público y amenaza con cuestionar el sistema y la calidad democrática. Los invitados al debate de EL DÍA analizan las causas, consecuencias y posibles soluciones a un problema que en Canarias lleva años en boga y que conciben como una grave enfermedad que, si bien no tiene cura perpetua, sí puede paliarse con ciertas recetas que, en muchos casos, urgen.
Ante la ausencia a ultimísima hora del representante del PP invitado, Pedro Suárez (sin que los intentos de suplirlo fructificasen), los otros políticos participantes, José Luis Perestelo (diputado de CC) y José Antonio Valbuena (consejero insular del PSOE), asumieron buena parte del diagnóstico y propuestas del resto, aunque también disintieron. El catedrático de Filosofía Moral (Ética y Política) de la Universidad de La Laguna, Gabriel Bello, y el decano del Colegio de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife, Iván Pérez Peña, insistieron en los condicionantes claves del sistema económico y del poder del dinero, así como en la tendencia humana al engaño y a prosperar en poco tiempo incumpliendo las normas y la confianza del otro.
Por su parte, el presidente de la Confederación de Asociaciones Profesionales de Canarias (Concap) cree que, o se elimina gran parte de la burocracia y la maraña legislativa, o la corrupción no se reducirá nunca.
El más contundente y pesimista, como de costumbre, fue el abogado Felipe Campos, portavoz de la Plataforma en Contra del PGO capitalino y conocedor de múltiples casos de presunta corrupción. Para este letrado, no es un problema aislado, sino generalizado que se ve agravado porque "la partitocracia controla la Policía, la Fiscalía, los indultos, las amnistías... Su solución es difícil. Hay una estructura corrupta gestada antes de la democracia. En las Islas han salido muchos casos, pero quizás solo sabemos de un 2%".
Su pesimismo lo sustenta incluso en lo que iba a suceder el día siguiente al debate (el viernes), "pues el Parlamento canario seguirá abordando la eliminación del artículo 34 de la Ley del Territorio para justificar el fuera de ordenación. Es un circo dominado por Ignacio González Santiago".
Perestelo discrepa y admite que hay corrupción, "aunque no generalizada". Eso sí, reconoce que han sido los partidos, "que siempre tratan de protegerse", los que la han propiciado y que ciertas personas "simplemente han defraudado la confianza depositada en ellas, aunque también es verdad que en los medios no sale la buena gestión de la mayoría". En su opinión, ni el sistema ni la sociedad son corruptos, "aunque el coctel actual, con casos como el de Bárcenas, la Casa Real en cuestión y familias que lo pasan muy mal, nos debe preocupar mucho para fortalecer la democracia".
Lorenzo está de acuerdo y no cree que haya más de un 2 o 3% de políticos corruptos. No obstante, insiste en la necesidad de "leyes claras, transparentes y eficaces porque, ahora, el dinero puede irse del país".
Para Valbuena, el fenómeno afecta a todos los colectivos. "En política, el problema no es la burocracia, sino las personas que buscan algún tipo de lucro. Eso sí, pongo la mano en el fuego por la mayoría de políticos y creo que lo más importante es que se siga haciendo política por ideología, ya que me preocupan mucho las alternativas sin ese sustrato". Asegura que no se alegra de lo que le está pasando ahora al PP, "ya que esto afecta al sistema. Por ejemplo, en 1996, me enervaba que los dirigentes del PSOE no respondiesen como debían a sus casos de entonces. Tenemos que tomar ejemplo de Alemania, donde, por copiar una tesis doctoral, un parlamentario no ha sido presidente. Aquí, no se puede permitir que Ana Mato no haya puesto su cargo a disposición o haya sido destituida".
No obstante, advierte de que siempre se ha de anteponer la presunción de inocencia y recuerda que se puede imputar a un alcalde por "saltarse un paso para dar una ayuda social y, luego, no hay mecanismos para restituir un nombre manchado injustamente, como le pasó a Carmelo Padrón".
Gabriel Bello aporta una perspectiva más global y concibe la corrupción como un virus, una enfermedad social que amenaza la democracia. "Corrupción es podredumbre de los seres vivos. Es la ruptura de los vínculos sociales basados en la confianza y en el crédito moral, político e intelectual".
Eso sí, recalca su carácter "complejo, policausal e interpersonal" y subraya la otra cara: "Si hay corruptos es porque hay corruptores y la causa está clara: es económica. El poder económico está por encima de la democracia, de las leyes y los ciudadanos. Se da dinero a cambio de ciertos favores, pero hay un vicio sistémico: se repite siempre el mensaje de la rentabilidad y los beneficios. Es el pensamiento neoliberal, las presiones economicistas, la maximización de beneficios: el capitalismo".
El catedrático, sin embargo, tiene más dudas que certezas y se pregunta si se sabrá la verdad alguna vez de muchos casos o cuánto tiempo tardará la justicia en investigar, sacando a colación lo ocurrido ahora con Unió en Cataluña (16 años después) "o los años que lleva lo de Las Teresitas".
Iván Pérez Peña ahonda en el concepto de corrupción, "que implica transgredir una norma. Todos somos susceptibles de ser corrompidos por fama, notoriedad, por cariño... Me da igual que sea por llevarse un bolígrafo. A mí, por ejemplo, se me intentó corromper en el Colegio con viajes de fines de semana... Uno se corrompe poco a poco. El Watergate, por ejemplo, sale porque una persona se siente agraviada laboralmente, no por cuestiones económicas. Se suele vincular al poder, pero se da en otros ámbitos. A mayor poder, eso sí, mayor capacidad de corrupción. El problema es que no se han generado normas para eliminarla. Para empezar, no hay ni separación de poderes. Además, el que lo denuncia es castigado automáticamente". De todos modos, teme que la desafección hacia la política derive hacia la apatía o la indiferencia, pues, "o haces política, o la harán por ti".
Perestelo está de acuerdo y cree que hay una crisis de valores, aunque, lejos de concebirlo como un peligro, considera que toda crítica a estos casos refuerza la política y el sistema. "Es un síntoma de madurez". Sin embargo, y al igual que el empresario, que niega también haber participado en algo feo en su relación con políticos, el expresidente palmero subraya que, "en mis 13 años en ese cargo, nadie me propuso nada así". A su juicio, hay un exceso de legislación y el Consejo del Poder Judicial "no puede depender de las cuotas de partido", si bien cree que ya se ha superado el momento de los consensos partidistas y se ha de buscar con la sociedad, "pues los partidos ya no tenemos credibilidad".
Campos interviene para defender a la mayoría de políticos, aunque sostiene que las cúpulas de los partidos "sí son corruptas. Hay una putrefacción generalizada y, en Canarias, casos como Las Teresitas, Emmasa, Arona y otros lo demuestran. Convertir a Zerolo en senador para aforarlo da a entender que el PSOE está implicado. Zapatero le perdonó 800 millones a Botín y Rajoy no dijo nada. La justicia es lenta y los políticos quieren que sea así. Lo de Bárcenas y el PP se sabía hace tiempo. Para colmo, las causas penales dependerán ahora de la Fiscalía, que depende a su vez del Gobierno: es el hachazo definitivo a la independencia judicial".
Lorenzo va más allá y considera corrupción, incluso, la inoperancia o incompetencia política. "En Canarias nos ha costado 90 millones las indemnizaciones por sentencias contra el Gobierno regional. En España, no se hizo y se sigue sin hacer nada contra los productos tóxicos que vendieron los bancos, engañando, incluso, a personas ciegas. Como Concap, ofrecimos invertir 75 millones en Santa Cruz cuando el concurso del agua y le dan el servicio a una constructora (Sacyr Vallehermoso) que ofreció 45, de los que, siete años después, sigue sin verse ni un euro". En contraposición, Perestelo defiende lo escrupuloso de los concursos públicos y la opción de denunciar cualquier irregularidad. Valbuena da a entender que, si el PSOE no acepta a Zerolo como senador, pues quizás no hubiera pacto con CC, aunque insiste en la necesidad de cambiar el sistema electoral para legitimarlo, en mejorar las normativas internas de los partidos y agilizar los procesos judiciales que afecten a políticos. "Que haya un castigo o una exoneración automática. Que no pasen seis, siete, ocho años", plantea.
Aportando otras posibles soluciones, Pérez apuesta por evitar el quietismo y volver a lo colectivo frente al individualismo. Es más, asegura que "está demostrado científicamente que, cuanto más cerca se está de la extrema derecha, más cerca se está de la corrupción, y al revés". Bello remata recalcando que, más que en la política, "hay que colocar el foco en el poder económico de altura".
El peso de la tradición. Valbuena enriqueció el debate al apuntar a las diferencias entre la Europa protestante, en la que el trabajo está dignificado, y la católica, "en la que se concibe como un sacrificio, un castigo". Aunque Lorenzo discrepó y esgrimió su vivencia personal, "con empresas desde los 18 años y sin parar de trabajar", el resto coincidió en el contraste entre el ala mediterránea, "con una cultura más transgresora", según apuntó Pérez, y la Europa del Norte. Eso sí, entre España e Italia, donde puede volver a gobernar Berlusconi, tienen claro que el país transalpino se lleva la palma con diferencia.

Repercusión en prensa 
http://eldia.es/2013-02-10/OBSERVADOR/8-virus-carcome-democracia.htm

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